El Campus Yamaha no es un museo; es el corazón y la mente a la vez, el centro de desarrollo europeo para el motociclismo y la tecnología, donde diariamente se trabaja en nuevas soluciones. En Milán no solo se crean estudios de diseño, también se ajustan, prueban y mejoran las máquinas de fábrica para motocross, superbike y rally.
Al entrar en los modernos pabellones, quedó claro que aquí no solo se trata de una empresa celebrándose a sí misma. Las motocicletas presentadas, los motores marinos, los sintetizadores y los pianos legendarios no estaban simplemente colocados uno al lado del otro; juntos contaban la historia de una marca que nunca se dejó encasillar en un solo segmento. Todo lo que representa Yamaha, desde la música hasta el motociclismo, estaba tangible y visualmente unida en este lugar.