Tecnología, Ritmos y Velocidad - Visita al Campus Yamaha Milán

El Campus Yamaha no es un museo; es el corazón y la mente a la vez, el centro de desarrollo europeo para el motociclismo y la tecnología, donde diariamente se trabaja en nuevas soluciones. En Milán no solo se crean estudios de diseño, también se ajustan, prueban y mejoran las máquinas de fábrica para motocross, superbike y rally.

Al entrar en los modernos pabellones, quedó claro que aquí no solo se trata de una empresa celebrándose a sí misma. Las motocicletas presentadas, los motores marinos, los sintetizadores y los pianos legendarios no estaban simplemente colocados uno al lado del otro; juntos contaban la historia de una marca que nunca se dejó encasillar en un solo segmento. Todo lo que representa Yamaha, desde la música hasta el motociclismo, estaba tangible y visualmente unida en este lugar.

El evento se volvió especialmente cercano en los talleres de diseño. Aquí se pudo experimentar cómo una idea se convierte en una motocicleta, e incluso participar activamente. Los invitados pudieron moldear superficies, cambiar líneas y desarrollar un sentido del lenguaje de los diseñadores trabajando con modelos de arcilla y herramientas reales.

Lo que muchos en Europa desconocen es que numerosos modelos de Yamaha, diseñados específicamente para satisfacer las necesidades del mercado europeo, se desarrollan aquí mismo en Milán. Los desarrolladores del Campus Yamaha gozan de gran confianza en Japón y entregan regularmente modelos exitosos. La Ténéré 700, por ejemplo, una de las motos de aventura más vendidas en Europa, se originó aquí. También la nueva versión de la Tracer 7 fue concebida y mejorada en Milán. Yamaha no se basa únicamente en su ADN japonés, sino que confía en el sentido europeo de diseño, funcionalidad y experiencia de conducción.

Muchos saben que Yamaha no solo fabrica motocicletas, pero pocos conocen la profundidad de sus raíces musicales, algo evidente en su logo: los tres diapasones cruzados simbolizan el origen de la empresa, que no se encuentra en las pistas de carreras, sino en el taburete del piano. En el Campus Yamaha en Milán, estas raíces no solo se mencionaron, sino que también se hicieron tangibles. En un área dedicada, los invitados pudieron sentarse en pianos de alta gama Yamaha y Bösendorfer para tocar libremente, o al menos intentarlo.

Un dato curioso que causó asombro: Yamaha es el único fabricante en el mundo que puede equipar una orquesta completa con instrumentos, desde la flauta piccolo hasta violines, trompetas, percusión y pianos de concierto. Esta "gama completa" también se refleja en la filosofía de la empresa: quien entiende el sonido, también comprende la vibración, y con ello, la mecánica, la acústica y la emoción.

A pesar de ello, la división musical enfrenta desafíos. Hoy en día, los jóvenes optan menos por los instrumentos, dedicando su tiempo y atención a las redes sociales y los videojuegos. Además, el creciente papel de la inteligencia artificial genera música con solo pulsar un botón. Es aún más impresionante cómo Yamaha sigue apostando por la calidad artesanal y la profundidad emocional, no por nostalgia, sino como una declaración.

Incluso si como fanático de las motos te has socializado más con el sonido de los pistones que con Chopin, al escuchar el profundo tono de un piano de cola Bösendorfer queda claro: Yamaha sabe cómo generar emociones, tanto con teclas como con manillares.

Un punto culminante especial esperaba en la sección de deportes de motor con gran expectativa. Aquí late el corazón deportivo de la compañía, y eso se percibió en cada encuentro. Personalidades del equipo de MotoGP respondieron preguntas, explicaron procesos, y revelaron detalles que generalmente solo se encuentran en dossiers técnicos.

Especialmente emocionante: en el lugar se habló de manera sorprendentemente abierta sobre la próxima generación V4. El nuevo motor, que pronto debutará en la Yamaha M1, simboliza el comienzo de una nueva era. Después de años con motores de cuatro cilindros en línea, Yamaha apuesta ahora por un diseño que ya ha generado titulares en muchos competidores, no solo por su rendimiento, sino también por las nuevas posibilidades en aerodinámica y empaquetamiento. Se notaba: el equipo está entusiasmado con este paso, y el entusiasmo era contagioso.

El Campus Yamaha en Milán no fue simplemente el escenario de un aniversario. Fue al mismo tiempo un escenario, un laboratorio y un aula. Yamaha se mostró aquí como lo que siempre ha sido: multifacético, curioso y emocional. La conexión entre música, diseño, tecnología y deportes de motor no solo se contó, sino que se hizo vivencial con todos los sentidos.