S 1000 R vs. Speed Triple RS en Prueba

Hay duelos que electrizan. No solo comparan conceptos técnicos, sino que tocan cuestiones fundamentales. ¿Lineal o explosivo? ¿Fríamente calculador o apasionado? En nuestra intensa prueba comparativa en el circuito, se enfrentaron dos de las mejores Naked Bikes actuales: la BMW S 1000 R (2025) y la Triumph Speed Triple 1200 RS (2025). Y rara vez un comparativo ha sido tan complejo, tan revelador. Nils Müller, alias NastyNils, y su colega Markus "Mex" Pinter se han unido para diseccionar estos dos pesos pesados del rendimiento. Lo que sigue es una confrontación sin adornos de técnica, carácter y pura emoción.

La BMW S 1000 R recibe al piloto con una ergonomía típicamente bávara: ordenada, accesible, lógica. NastyNils describe la sensación al arrancar como familiar y bien pensada. Incluso Mex Pinter, sin ser precisamente un pequeño con sus 1,90 m de altura, encuentra de inmediato una posición cómoda. El ángulo de las rodillas es deportivo pero no restrictivo, el manillar está bajo y el contacto con la rueda delantera es directo. Se está "dentro" de la moto, no simplemente sobre ella. La Triumph Speed Triple RS, en cambio, se siente más como una Naked Bike clásica. La integración del piloto es más inmediata. Especialmente para los pilotos más altos, según Mex, ofrece un mejor ángulo de rodillas y mayor apoyo en la moto. La diferencia es sutil, pero perceptible.

A 6.000 rpm, la BMW acelera con una fuerza decidida. Sin momentos de sorpresa ni prisa, sino una entrega de potencia lineal que genera confianza. El acelerador responde finamente, y la electrónica (modo Dynamic Pro) regula de manera sutil pero permite wheelies en segunda y tercera marcha. ¿El punto débil? Vibraciones en el manillar. A pesar de abrazaderas desacopladas y contrapesos pesados, se sienten claramente.

La Triumph responde con 1160 cc, 183 CV y un motor que, según Mex y Nils, tiene más carisma. Desde las 5.000 rpm, el triple empuja con fuerza contundente. La sensación de conducción es más viva, emocionante y emocional. Ambos probadores quedaron especialmente impresionados con la respuesta del acelerador. Incluso con mucha potencia, la dosificación sigue siendo suave como la seda. La electrónica en modo Track permite mucho y funciona de manera tan transparente que el piloto nunca siente que pierde el control. Sin embargo, el tricilíndrico también tiene desventajas. El paquete motor + quickshifter + caja de cambios funciona aún mejor en la BMW. Las transiciones de marcha son más nítidas, precisas y cortas.

A la BMW le falta finura en su suspensión semiactiva. Nils critica el "feedback seco" en pequeñas irregularidades del suelo. Mex describe la respuesta en los primeros milímetros del recorrido de la suspensión como mejorable. Sin embargo, en curvas rápidas, ofrece la precisión necesaria, manteniéndose estable y predecible. La Triumph, por otro lado, toma un camino diferente: con el sistema Öhlins Smart EC 3.0, juega en una liga completamente diferente. Las pequeñas irregularidades se absorben con soltura, y en frenadas intensas, la suspensión ofrece un soporte excelente. Mex incluso la califica como de "clase de referencia". El manillar ancho y la posición de conducción algo más activa facilitan además los cambios de dirección, siendo más ágil que la BMW.

En principio, la suspensión también explica la diferencia de precio entre la Triumph y la BMW. Quien valore la máxima perfección en este aspecto, estará mejor servido con la Triumph. En Triumph no se arriesgaron y simplemente instalaron el sistema más caro y mejor del mercado. La solución de BMW es práctica y buena, será completamente suficiente para el 70% de los clientes, pero está situada en un nivel cualitativamente inferior.

Ambas motocicletas ofrecen un alto rendimiento de frenado. La BMW impresiona con un punto de presión nítido y un rendimiento constante a lo largo de muchas vueltas. La detección de levantamiento de la rueda trasera puede desactivarse en el modo Pro, lo cual es una bendición para el circuito. La Triumph no se queda atrás, aunque el recorrido de la palanca es más largo y la sensación de presión no es tan directa. No obstante, el sistema Brembo con pinzas monobloque es extremadamente efectivo, siempre que se active el modo Track, ya que solo entonces el sistema es adecuado para el circuito. A diferencia de la suspensión, Triumph no logra integrar su mejor hardware en los frenos de manera que los pilotos de prueba lo perciban inmediatamente como un "gamechanger". En comparación directa, los frenos parecen igual de buenos.

En la recta final, la BMW acumula puntos: su ergonomía, los cambios impecables y una aerodinámica algo mejor la hacen un poco más estable en esta parte. La Triumph se siente más impulsiva, exigente, pero también más gratificante. Proporciona un poco más de adrenalina. El motor tiene más empuje y siempre transmite pequeños impulsos al vehículo. Esto se siente como carácter, pero a altas velocidades genera un poco de inquietud. A alta velocidad, el viento afecta más agresivamente a la Triumph, lo que conduce a más inestabilidad que en la BMW. De alguna manera, BMW logró una mejor aerodinámica en la S 1000 R que Triumph.

Ambas motocicletas están a la par en términos de tecnología electrónica. La BMW destaca por su concepto de manejo claramente estructurado. Todo se maneja a través de la confiable combinación de botones, rueda y pantalla TFT. La Triumph es un poco más complicada de manejar, pero ofrece más potencial de ajuste fino en la suspensión. En general, ambos pilotos de prueba coincidieron: el concepto de manejo de la BMW es mejor y la aplicación de BMW para móviles supera a la de Triumph. Sin embargo, las posibilidades del sistema de suspensión semi-activa Öhlins de Triumph son realmente potentes, llegando mucho más lejos que las de BMW.

Fue uno de esos días que nunca se olvidan, debido a la energía que se respiraba en el aire. Los 1000PS Bridgestone Trackdays en abril de 2025 en el Pannoniaring fueron mucho más que un evento. Fueron una fiesta de velocidad, un punto de encuentro para los entusiastas, el latido palpitante de la comunidad. El inicio de la temporada siempre es algo especial. Por la mañana temprano, el aire olía a spray de cadena y goma fresca, los boxes zumbaban de expectación, y en cuanto la primera moto salió a la pista, el asfalto vibró como electrizado. Aquí, en este circuito húngaro con sus curvas fluidas y zonas de frenado exigentes, cada curva se sentía como una declaración. Fue precisamente en este entorno, rodeado de personas afines y con la abrasadora banda sonora de motores de alto régimen, que el enfrentamiento directo entre la BMW S 1000 R y la Triumph Speed Triple RS encontró su escenario – más auténtico, honesto e intenso no pudo haber sido este test.

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Al final de esta intensa comparación, queda claro que la BMW S 1000 R es una motocicleta fantástica para quienes buscan un motor de 4 cilindros y previsibilidad. Es la herramienta para tiempos rápidos, con la que nunca te sentirás abrumado. La Triumph Speed Triple RS, por otro lado, ofrece más adrenalina, más atención al detalle y una mejor suspensión Öhlins. En conjunto, la Triumph es una Naked Bike con mucho carácter. La BMW, en cambio, tiene una apariencia más pulida gracias a su motor de 4 cilindros y sus raíces como superdeportiva. Es más accesible y se puede conducir con menos esfuerzo. Sumando las características y fortalezas, la Triumph gana. Sin embargo, si tuviera que recomendar una motocicleta adecuada a 10 personas en el paddock, sería 7 veces la BMW y solo 3 veces la Triumph. No todos sabrán apreciar la mejor suspensión y el detalle fino, pero la accesibilidad de la BMW la aprovecha cualquier piloto desde el primer metro.

Todos los datos y cifras de ambas motocicletas en comparación directa.